"El acoso laboral aumenta entre los jóvenes"
Guillermo de la Puente.

 

Iñaki Piñuel ha sido uno de los primeros en dar la voz de alarma sobre lo grave y extendido que está el acoso laboral. No se trata del acoso sexual en el trabajo, asunto muy viejo, sino de una nueva modalidad de ataque psicológico destinado a convencer a sus víctimas de que "no valen nada" y quitarles de en medio de este modo. Psicólogo del trabajo y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, ha sistematizado su estudio y sus conclusiones al respecto en Mobbing, cómo sobrevivir al acoso sicológico al trabajo.

 

¿Esto de sicoterror laboral suena muy fuerte, no?

R : Sicoterror es el concepto con el que lo traducen los especialistas. Yo prefiero la terminología acoso laboral, que no moral. Este último es una traducción errónea. No me gusta, en cierto modo, la imagen tan trivial que da la idea de sicoterror.

¿Y es tan grave?

R : Produce efectos de estrés postraumático, es decir, los mismos que se sufren tras un accidente. Y hay que tener en cuenta que estamos ante un problema emergente.

¿Le han criticado argumentando que de lo que usted habla no son más que los "clásicos problemas con el jefe"?

R : No hablamos de eso sino de cómo, dentro de unas organizaciones, unas personas son elegidas como blancos, objetivos de la envidia. Al contrario, he recibido felicitaciones por hablar de un tema que en Europa ya se estudia.

¿Cómo distingue uno el acoso de su propia paranoia?

R : Hay indicadores externos que permiten detectar cuándo una persona está paranoica. Verás, cuando se deja a una persona sin nada que hacer, se la priva del trabajo de una manera sistemática, no estamos ante una paranoia. Por otra parte, la persona que sufre el acoso tiene la duda de si él mismo se está creando esa paranoia mientras que la paranoica no lo duda en ningún caso: cree firmemente que es acosado. Hace falta valor para enfrentar estas situaciones... Claro. Lo que hace el mobbing es atacar la confianza de las personas. Para acabar con ellas se las convence de que no valen nada, criticando su trabajo y atribuyéndoles mala intención. El paso decisivo es cuando se interioriza la culpa. Esto deja a la víctima en situación de indefensión. El afrontamiento es la única estrategia con el mobbing: buscando apadrinamientos o con otras estrategias. Siempre se puede uno marchar... Esa solución es mala. Los hostigadores le siguen allá adonde va y tenemos casos de gente que sale bien de sus trabajos y aún así el acosador miente y manipula para seguir hostigándole. Hablamos de sicópatas incansables... No son hermanitas de la caridad, no. Se trata de gente con trastornos paranoides, con alteraciones narcisistas de personalidad.

¿Ha tratado a algún acosador laboral?

R : A alguno cien por cien, no; pero sí a gente que dudaba de haberlo sido en algún momento de su historia laboral. Pero si es inconsciente no estamos hablando de mobbing. Se trata de un comportamiento sistemático, deliberado, de seis meses continuos. Una bronca en el trabajo no es mobbing, ni el estrés. El problema; y esto es en lo que creo que los medios de comunicación deben insistir es que los afectados no reconocen el problema hasta quince o dieciocho meses después de empezar a sufrirlo. Darse cuenta es esencial.

¿La flexibilidad del mercado laboral: aumenta o disminuye el problema?

R : Lo está aumentando. Una diferencia de España con otros países es que el primer grupo de edad afectado es el de los menores de 30 años. Son personas jóvenes muy preparadas que reciben las amenazas de otros y además se encuentran en una situación de mayor indefensión.

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